La segunda generación del Tiguan vuelve a poner el listón muy alto a sus competidores.
Analizamos sus pros y sus contras por cortesía de Gilauto, Concesionario Volkswagen en Granada.
No podemos decir que el Volkswagen Tiguan sea el SUV más vendido en nuestro mercado, puesto reservado para el Nissan Qashqai, pero tras conducirlo está claro que es uno de los referentes del segmento. Con su última renovación cambió por completo su diseño y gracias a sus nuevas proporciones gana en aplomo y espacio interior.
La segunda generación del SUV compacto, lanzado originalmente en 2008 y con una profunda remodelación en 2011) es totalmente nuevo. Se trata del primer SUV del grupo en construirse sobre la plataforma MQB, lo que supondrá que sea 60 mm más largo (4.485 mm) 30 mm más ancho (1.838 mm) y 33 mm bajo (1.633 mm), por lo que sus proporciones resultan mucho más atléticas.
Su mayor tamaño no supone un aumento de peso del Volkswagen Tiguan 2016. Al contrario, ya que reduce su peso hasta 50 kg en algunas versiones. Su nuevo tamaño le hará ser más apetecible como alternativa familiar, sobre todo por el aumento de espacio interior y en maletero, que ahora alcanza los 615 litros de capacidad. Estos 145 litros de ganancia respecto a la anterior generación lo convierten en el nuevo referente por capacidad de maletero, que puede llegar a los 1.655 litros abatiendo los asientos traseros y su portón podrá contar con apertura eléctrica.
Cambio que se nota
Volkswagen no es de las marcas que más arriesguen en sus diseños, pero hay que decir que en este Volkswagen Tiguan sí se notan bastante las diferencias con la anterior generación. Visualmente lo que más se percibe es su altura más reducida que provoca una sensación de ir más pegado al asfalto alejándose de las formas de los antiguos todoterreno. Quizás el cambio más importante sea en la trasera, con un aspecto algo más serio.
El otro punto importante de la nueva generación es el aumento del espacio interior gracias a la mayor longitud, batalla y anchura. En la parte delantera yo casi no lo he notado, pero partíamos de un buen sitio. Quizás lo apreciarán más en las plazas traseras, con más espacio para las piernas y correcto en cualquier caso para que viajen tres personas. Aunque si coges una versión con tracción total 4Motion como la de nuestra prueba, el túnel de transmisión te robará hueco para las piernas del ocupante central.
Respecto a los materiales utilizados, con Volkswagen sabes que no te defraudarán. Buenos plásticos y tapizados, con unos ajustes bastante precisos. De botones va bastante bien cargado en todo el salpicadero, pero no llegan a abruman al conductor. Como punto positivo me gustó mucho la comodidad de los asientos y el recorrido de la palanca de cambios y en el lado opuesto queda el diseño, poco personal y muy parecido a otros modelos del Grupo Volkswagen; incluso nos gustaba más la generación anterior, y no somos los únicos.
En marcha con el Volkswagen Tiguan 2.0 TDI 150
Para nuestra prueba del último Volkswagen Tiguan la marca nos ofreció el motor 2.0 TDI de 150 CV que se sitúa por potencia en el segundo escalón del SUV. Contaba con cambio manual de seis velocidades y la tracción total 4Motion.
De primeras me llamó la atención el sonido que llegaba al interior proveniente del motor recién arrancando. Quizás pude pillar a nuestra unidad de pruebas algo fría, pero una vez que coges velocidad la insonorización a bordo es muy buena. Por tanto nada que señalar en este aspecto, algo que conociendo el motor ya esperábamos.
La respuesta de este bloque 2.0 TDI es muy suave, entregando la potencia de forma muy progresiva, pero que demuestra que en caso de necesitarlo cuenta con 150 CV. Si cambias el modo del coche al ECO no apreciarás una gran diferencia en su comportamiento, aunque sí notaras una bajada de consumos si revisas el ordenador de a bordo. Por último nos quedaría el modo Sport, donde a diferencia del modo ECO, aquí sí que se percibe un mayor empuje con un tacto del acelerador más sensible. ¿Los consumos? Pues en nuestros recorridos estuvimos alrededor de los 6,5 litros, no subiendo mucho en ciudad y ayudados por la fuerza extra del turbo que entra en acción para conseguir el máximo empuje más o menos por las 1.500 rpm.
En este apartado me quedaría por reseñar, sobre todo tras haber probado también el Seat Ateca, que su comportamiento es más cómodo y menos deportivo que el SUV español, que me gusta su buena visión frontal con pilares pequeños y retrovisores bien colocados, pero que cambiaría el “recomendador” de marchas del ordenador de a bordo para que también te avise si el coche va “ahogado” para bajar una velocidad.